Solamente escribiendo, siento que digo lo que pienso.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Textos y dibujos de Jorge.



Hoy, mas que nunca la humanidad empieza a elevar su clamor contra las injusticias de sus gobernantes que sólo buscan su propio beneficio, abandonando todo principio ético, y olvidando que su misión es trabajar para el bien común, especialmente el de aquellos mas desfavorecidos y necesitados.

Oímos hablar de poderes en la sombra, de conspiraciones, de atentados contra la humanidad, de enfermedades creadas en laboratorios ocultos; descubrimos las grandes mentiras como la famosa falsa epidemia de gripe; vemos cómo salen a la luz estafas como la del cambio climático; descubrimos que los coches eléctricos fueron inventados hace mucho tiempo (y posteriormente destruídos) con estupendos resultados, pero... el oro negro sigue siendo el alimento de los bolsillos de unos pocos.

Nos situamos impotentes frente a las pantallas de nuestros televisores constatando tantos y tan variados horrores: las grandes hambrunas junto a los excesos de producción tirados por los suelos, las guerras sin sentido sólo con fines económicos, el dinero como único protagonista y dios absoluto de esta insolidaria sociedad de consumo que a todos nos está devorando la energía, la ilusión, los sueños. Y el miedo, el creciente miedo con el que los poderosos tienen a bien contaminarnos cada día, por si no fuese suficiente con envenenar nuestros alimentos, nuestra tierra, nuestro aire, nuestros cielos, mares y ríos. ¡Menos mal que hay ya muchos que se están despertando del sueño robótico al que nos han inducido!

Y Jorge... Él estaba ya despierto hace mucho. Prueba de ello lo que me encontré en uno de sus preciosos diarios:





La forma de un ser vivo dice mucho sobre su pensamiento. El elefante, con su grandeza y enorme cabeza, me hace de inmediato pensar en la inteligencia; y en su lento movimiento, veo también la serenidad y la sabiduría. En el león es su rugir, su boca, sus blancos y brillantes colmillos amenazantes, defensivos. Es un puro símbolo de supervivencia, de nobleza, y aún más, de lealtad y sinceridad. El león no ataca sino es para alimentarse. Se le llama el rey de la selva por su carácter noble y su gran belleza. Su piel, a veces alargada, tiene tonos amarillos y negros, colores de sabiduría y soberbia. Su arrogancia y talante son una muestra única del poder de la vida salvaje.


¡Cuánto tiene el hombre que aprender aún de la naturaleza! Poco a poco se van destruyendo culturas milenarias en recónditos parajes que ni siquiera la mayor parte de los hombres saben que existen. Cuánta sabiduría destruida, creyendo que la nueva, inculcada casi siempre con sangre y violencia, dará a estos primitivos seres la dignidad, que según los 5.000 (1) nunca tuvieron. Pero los 5.000 no saben que el dinero no compra el amor y el linaje de generaciones antiguas, con sus propias culturas no se podría comprar, ni tampoco borrar de la faz de la tierra.


Este capitalismo absurdo, esta inmoral religión, toda esta falacia hipócrita de esta sociedad moderna me da nauseas, y escapo de ella adentrándome serenamente y convulsivamente, en la destrucción de esa parte de mí que irremediablemente, debido a años de contaminación, todavía me tiene atrapado en su tela de araña. Cada día que pasa veo cómo la tela de araña se va agrandando, y seres de todas clases, menos los animales, están atrapados en ella. Tela construida por los 5.000 gobernantes de este planeta, que manejan lo que ellos mismos llaman un mundo moderno a las puertas del siglo XXI, y como no tienen bastante en la tierra, ahora quieren invadir el espacio.


Quisiera aislarme en algún lugar donde el cemento y alquitrán no existan; un lugar salvaje donde la luna y el sol sean los únicos reyes y los únicos gobernantes. La tiranía democrática, la constitución hipócrita, falacias inventadas para putrefactar a la vulnerable juventud que se esconde en las drogas en sus tesis hechas mil veces ya antes. Todo está inventado ya en el mundo. Sólo queda algo aún no inventado: la libertad.

La libertad la inventa uno mismo. Cada uno ha de conquistar la suya propia y olvidar al vecino. Concentrarse en uno mismo, ser sanamente egoísta y romper a trozos el cuadro de estos flamantes anuncios de consumo. La última revolución está empezando. Yo soy uno de los muchos que la hemos comenzado. Dejadnos ser nuestro destino, y aunque no nos dejéis, todos vuestros trucos, vuestras drogas, vuestras películas, vuestras leyes democráticas, no nos pararán en nuestra lucha. Todavía no ha empezado, pero el alma está despierta y los secretos desvelados. Las mentes no han sido del todo lavadas, y queda poco tiempo ya de vuestro reinado. Millones de años tiene nuestro planeta. Millones de hombres quieren nuestro planeta, pero el planeta es de sí mismo, y la naturaleza es la única fuerza dominante; no la desafiéis u os destruirá. Dormid tranquilos 5.000 esta noche; quizá mañana sea vuestro fin.




(1)(Nota al pie de página del propio Jorge)  5.000 es el número de personas que rigen y gobiernan cada movimiento del mundo. Son los que toman las decisiones. Son los que rigen el mundo. Son 5.000 pedazos de mierda.





El mundo parece seguir empecinado en condenar lo que de él mismo ha surgido.



Anoche dormí profundamente. Mi ira resbaló entre los dedos y abandonó mis entrañas. Hoy no siento odio, pero sí desconfianza.

El que tanto juzga, está cargado de pesares. El que ríe, es tímido; la vergüenza, le tiene acorralado.




sábado, 15 de mayo de 2010

Textos de Jorge

Queridos amigos y amigas: Ha sido especialmente emocionante vuestra respuesta al aniversario de Jorge. Quiero daros las gracias a todos desde lo mas profundo de mi ser. ¡Sois hermosos, y habéis llenado de luz este blog con vuestro amor y vuestros comentarios!

Os dejo con Jorge, sus reflexiones y sus dibujos, que aparecen en uno de sus cuadernos de campo.


Fría madrugada florentina recubierta de polvo. Un ángel que respira y mira con los ojos del alma un amor nuevo. El dulce y triste sabor de la duda, el suspiro de libertad que no rompe aún sus cadenas.

Pensar una y otra vez para descubrir que la realidad es sueño y la muerte mentira; que el espacio y el tiempo son la cruz que sostiene a nuestro Cristo, el sueño enviado, el misterio descubierto…

Y sin embargo, seguimos caminando en vez de volar. La paciencia desgastada ha formado callo con el ritmo de mi corazón que bombea sangre con glóbulos de anhelos. Encadenados al cuerpo, romper la forma de la figura para dejar escapar su fino color de espacio. Dejar a la luz entrar, y abrazarnos con las alas.


¡Cuántas horas paso sin pensar en nada
cuando hablo con Dios, el Dios de la nada!
El vacío de ser hombre,
la pasión de ser libertad.





Hoy podría escribir un manifiesto contra el mundo, pero ¿por qué desperdiciar unas páginas que quizá podrían dar más luz a mi propia vida, que a fin de cuentas es lo único que tengo?

Pienso en la pobreza, en todas esas personas que hoy están durmiendo en la calle, con este frío húmedo inglés, acurrucados en una esquina o bajo un portal, en cajas de cartones, cubiertos con unas mantas y con toda su ropa encima, casi en posición fetal, como buscando el calor de aquel húmedo y caliente vientre de donde vinieron. Yo en mi habitación tengo calefacción y mi cama tiene tres mantas. No paso frío de noche, y lo único que me pregunto es porqué estoy yo aquí esta noche, y él está durmiendo en esa esquina en la calle; por qué no es él el que está aquí y yo allí. La pregunta no me da sino más razones para estar triste por el mundo y por el dolor que muchos seres humanos deben de soportar cada día.




Estoy cansado de esta vida. Hay tanta belleza dentro de mí que con cada pico parece ir desapareciendo... Estoy como sentado esperando que algo o alguien me levante, y eso no va a suceder. Tengo terror de compartir mi intimidad con alguien. Necesito un amigo tanto como respirar, y mi única amistad es la heroína. Si pudiera controlarla como controlo mis manos o mis piernas al moverlas, si pudiera controlarla…, todo sería diferente. Este inmenso deseo de desaparecer, de anestesiar el dolor de la soledad, cigarrillo tras cigarrillo, como queriendo llenar mi cuerpo de brumas de vaho, de tenebrosa oscuridad. ¿Por qué me atrae tanto la oscuridad? Puedo pasarme horas en mi cuarto a oscuras, pensando. Lo que me cautiva de la heroína es que puedo viajar a cualquier parte y estar con cualquier persona, y todo parece muy real. Es cuando abro mis ojos que veo que el entorno en el que estaba cambia, y ahora estoy donde quizás nunca quise estar. Todo sigue igual cuando despierto de ese sueño momentáneo que, más que un sueño, parece un viaje en el tiempo.




(dibujo hecho con su propia sangre).

La dualidad de Jorge: el que se encierra, y el que explora en su propia sangre.

Mariposas de mi sangre,
volad entre todas estas palabras muertas,
y llevad estos mensajes
a los espíritus
a quienes van dirigidas.


Mi sangre es mi vida, y aquí se muestra como una mariposa desplegando sus alas. Nunca muere, y aunque en su sequedad parezca muerta, aún en ella se lee cada detalle de mis orígenes.





Necesitaría emborracharme de belleza entre tanta hostilidad, y aún así, yo soy un ser demasiado afortunado. Dios, ¿por qué me estás dando tantas oportunidades?, ¿es que acaso me tienes preparada una misión, o es que ni siquiera existes y todo está en mi mente? Quizás por ello me encierro en mi mundo y no salgo por miedo a descubrir que la realidad amenazaría cada poro de mi utópica libertad. ¡Qué triste depender de algo, de una flor manipulada químicamente para poder saltar de un punto a otro, de la realidad a la fantasía!

No quiero seguir saltando de un punto a otro. Me aterroriza la idea de no poder vencer nunca esta adicción.

Todo mata. El tiempo mata, la nicotina mata, la pena mata, el desamor mata, ¿por qué son las drogas las únicas que importan? Lo cierto es que las drogas ya no me dan lo que busco. Ya me lo han dado, y me aterra pensar que ya no puedo sacar nada más de ellas.


La única respuesta es la mía, no me valen las de otros. Necesito la mía propia, y no pararé hasta encontrarla.




miércoles, 5 de mayo de 2010

Aniversario de Jorge



Mañana, 6 de mayo, se cumplen siete años desde que Jorge nos dejó aquella terrible mañana que nos golpeó a todos de una forma inesperada y brutal. El sol lucía como lo hace hoy, presagio de nuevos y mucho más luminosos horizontes hacia los que Jorge se dirigía tras abandonar su hermoso ropaje y, con él, todo el dolor con el que tuvo que lidiar a lo largo de su corta vida.

Unidos, todos los que le queremos, compartimos la alegría de su liberación.





He elegido este cuadro porque para mí simboliza una auténtica resurrección. Desde el mundo de las sombras, se yergue esta figura luminosa, uniendo sus brazos para desde su centro, apuntar al cielo como flechas de luz.



Quiero abrir este espacio, en un día tan especial, con un fragmento de un poema de José Hierro que dibuja de manera muy precisa ese renacimiento de Jorge.


                             “Llegué por el dolor a la alegría
                               supe por el dolor que el alma existe…”





Y ahora los ecos de su propia voz en un precioso pasaje de un momento, también especial, en el que pudo sentir profundamente la Vida.




En esta noche de julio, escucho el sonido del agua y de los grillos. Corre una brisa suave que me refresca, y las estrellas parecen estar observándome. Me siento vivo y agradecido a la vida. ¡Todo es tan sencillo y al mismo tiempo tan mágico! Cada instante del día es único y diferente al anterior. No hay dos minutos iguales.

Un sapo ha llegado junto a mí. Desde el lago ha cruzado el monte, se ha detenido ante mí, y al verme, ha girado a la izquierda. Puede que lo haya asustado mi enorme pie o mi absorbente mirada, pero ¡Dios!, me ha permitido sentir su presencia como algo único y maravilloso.

Nada es casualidad. El destino es un camino de sorpresas, un río de vida, un consuelo al tormento.

Cada vez el cielo está más oscuro y las estrellas brillan con más luz. Es más potente la luz de una sola estrella, que toda la oscuridad que la rodea. Mi mirada no se pierde en el invisible e infinito espacio, sino que mis ojos se centran en una única estrella que, como un imán, despierta y atrae hacia sí toda mi vida llevándose en un suspiro la melancolía. Observar una estrella despierta mi pasión por la verdad y la vida.

La verdad es lo más parecido a una noche de estrellas, clara y oscura, blanca y negra; las dos caras de una misma moneda. Es un placer único poder sentir a Dios dentro de mí; esa pequeña fuerza, que se despierta al contemplar la belleza de una estrella. Solamente un gesto cargado de silencio, me abre las puertas del corazón. Muchas palabras, me la cierran. ¡Que grande es la sabiduría del silencio!






Dentro de mí se extiende la fuerza que suspira por abrir entre mis ojos un canal de luz, que transporte la energía de la absoluta pureza que en mi alma se encierra. Soy hermoso, y mi bondad sobrepasa la oscuridad latente que me acecha. Mi pasado no es más que la puerta construida hoy para sobrepasar mi propio umbral, y pasar de la fantasía a la realidad. Sin fantasía no existiría hoy mi realidad, ni sería yo mismo. La dulzura de mi vida está compuesta por el amargo sabor del fracaso y el dulce sabor de mi herida. No hay nada en mí que me defina. Soy solamente yo, y como yo soy, solamente Dios me ha permitido a mí serlo, y eso es un gran regalo.