Queridos amigos que nos habéis acompañado en todo este emocionante recorrido. Quiero daros mis mas calurosas gracias por vuestros comentarios, vuestro apoyo y vuestro cariño.
Despedirse nunca ha sido fácil y decir adiós a este blog al que he dedicado tanto tiempo y tanto entusiasmo me resulta doloroso, pero hay veces en las que tenemos que tomar decisiones que, aunque aparentemente parezcan negativas, en realidad son puertas que se abren a nuevas experiencias.
Creo que Jorge ya no nos necesita y si alguno de vosotros quiere acercarse más a él y conocer mas profundamente su historia, su legado, puede buscarle en su maravilloso libro: El silencio hecho palabra. Yo os lo recomiendo vívamente porque encontraréis en él un material de una riqueza poética y humana de gran valor.
¡Gracias a todos! ¡Ha sido maravilloso compartir esta experiencia con vosotros!
Sofía Pereira
Querido Jorge:
Quiero darte las gracias una vez mas por haberme elegido para ayudarte a romper con tu silencio y dejar que la gente te conozca y pueda, como yo, aprender de ti, de la sabiduría que entre sollozos se plasma en tus escritos, de la belleza con la que has sabido combinar los colores en tus cuadros. En la intensidad de los mismos, en la fuerte luz que desprenden, aún sin conocerte uno puede descubrir la grandeza de tu alma, a pesar de la cárcel de dolor en la que estuvo inmersa.
Es mucho lo que me has dado. Mucho más de lo que yo haya podido ofrecerte. Mi labor está cumplida. Tu memoria ha sido rescatada y ya son muchos los que te siguen, los que crecen y se inspiran en tu historia.
Hace poco me escribió una carta una persona maravillosa para decirme que abrazada a tu libro pudo salir del peligro de la droga. Tu mensaje ha llegado y seguirá llegando a aquellos en los que tu historia se entrelace con su propio camino.
Es la hora de mi silencio. Pero aquí se queda este espacio abierto que quizás otras manos y otros corazones maravillosos se encargarán de alimentar.
Mi amor y mi respeto hacia ti es tan inmenso como este azul índigo en el que ahora nadas en radiante libertad.
Tu tía Tochi
PD: Quiero que sean tus propias palabras las que pongan el punto final a esta aventura cibernética.
Hace poco me escribió una carta una persona maravillosa para decirme que abrazada a tu libro pudo salir del peligro de la droga. Tu mensaje ha llegado y seguirá llegando a aquellos en los que tu historia se entrelace con su propio camino.
Es la hora de mi silencio. Pero aquí se queda este espacio abierto que quizás otras manos y otros corazones maravillosos se encargarán de alimentar.
Mi amor y mi respeto hacia ti es tan inmenso como este azul índigo en el que ahora nadas en radiante libertad.
Tu tía Tochi
PD: Quiero que sean tus propias palabras las que pongan el punto final a esta aventura cibernética.
La creación es la destrucción minuciosa de nuestras vidas. El amor es el reflejo de la creación, y esta noche, mientras compongo una infinidad de infiernos y paraísos, sólo tengo dos colores, la ópera eterna en la radio, mi miedo que se ha agarrado a estas cuatro cortinas blancas para asegurarme que ahí está, y ahí se queda, y el alba que pronto llegará, y la luz empezará a entrar por mi ventana.
Crear es enloquecer con cada expresión de energía natural, es volar en un cielo de tormentas y claros, es mojarse en la lluvia, morir en el mar; es sentir tu mente como un laberinto de millones de salidas; escapar de lo aprendido es crear, y creando con cada cosa que podemos, estaremos construyendo la morada y nuestra cueva se llenará de luz. No os dejéis arrastrar por la cegadora luz de la falsa magia. Alumbraros con un fuego bajo las estrellas y quemaros la mano con las llamas.
Será tu grito tan real como las estrellas, y entonces no serás tu dolor, sino la comprensión de tu vida que es la misma vida que la de tu planeta. El dolor te hará desear el placer, y tu único placer será el brillo de las estrellas.
Crear es enloquecer con cada expresión de energía natural, es volar en un cielo de tormentas y claros, es mojarse en la lluvia, morir en el mar; es sentir tu mente como un laberinto de millones de salidas; escapar de lo aprendido es crear, y creando con cada cosa que podemos, estaremos construyendo la morada y nuestra cueva se llenará de luz. No os dejéis arrastrar por la cegadora luz de la falsa magia. Alumbraros con un fuego bajo las estrellas y quemaros la mano con las llamas.
Será tu grito tan real como las estrellas, y entonces no serás tu dolor, sino la comprensión de tu vida que es la misma vida que la de tu planeta. El dolor te hará desear el placer, y tu único placer será el brillo de las estrellas.
No maltratéis a un hombre que quiere olvidar el dolor porque ya se ha enfrentado a él y ha perdido la batalla. Dejadle que viva en paz, y más importante aún, que muera en paz, sin creer que toda su vida fue un error. ¿Quién es quien para juzgar el bien y el mal? Dejadme respirar al menos el aire que me pertenece. Olvidadme, borradme de vuestra lista de pecadores porque yo no soy pecador.
Los muertos ya no piensasn, pero sienten, y al sentir, dejan con nosotros los más puros anhelos.
Jorge Willian Brown González