Solamente escribiendo, siento que digo lo que pienso.

jueves, 25 de marzo de 2010

Un relato de Jorge

Muchas gracias a todos los que habéis entrado a comentar el poema de Mar. Espero que sigáis acompañando a Jorge. Todavía quedan muchos escritos suyos, cuadros y fotos para compartir.
Os dejo con un pequeño relato sobre un árbol.


Estoy plantado en un camino que va del huerto al mercado. Algunos campesinos, cuando pasan por mi lado me miran, pero hay uno que se sienta bajo mi sombra para dormir su sueño del mediodía. Como soy un árbol, no sé distinguir su rostro, pero siento como si mis raíces se estiraran por debajo de la tierra al sentirme dentro de su sueño. Algunas de mis hojas caen y percibo su vuelo hasta que se deslizan y se depositan sobre la tierra que cobija el cuerpo de mi visitante, suspirándome su dolor al no formar ya parte de mí sino de la tierra.


Mis hojas son grandes y verdes. En otoño se tornan amarillas, y es cuando más hermoso me siento. Muchos caminantes han recogido mis hojas, como encontrando en ellas lo que verdaderamente son. Pensé que las meterían en sus libros o en sus cartas de amor, porque yo podía escuchar las palabras y entenderlas. A veces me entristecía el mundo de aquellos caminantes, y su violencia hería mi tronco, porque alguno de ellos, en su peor luna, me golpeó con la fuerza de todo un amor acabado, y me hizo sangrar resina varios días.

Pasaron cientos de años, y mi madera envejecía tornándose tan dura como la piedra. Pensé que se debía a las palabras de miedo de los caminantes que cada año iban haciendo más ruidos mecánicos al pasar; incluso mis raíces retumbaban por su extraña velocidad, que tardé en entender varios decenios. Desde que multiplicasen su velocidad, sólo algún caminante pasaba de tanto en tanto. Me llegaban sonidos envueltos en unos extraños olores que nunca antes mis poros habían acogido.

Todo ello, junto a mi propia naturaleza fue lo que me hizo empezar a morir. El mundo seguía su vertiginoso recorrido y yo ya había estado muchos siglos con él.

Cuando dejé de existir, pude elevarme y verme petrificado en medio de un camino asfaltado de gris oscuro. Lloré con la lluvia de aquél día, y con ese agua limpié las manchas de mi tronco. Después sonreí en la inmensidad de un arco iris que dejaba ver una ciudad envuelta en espejos y cristales. Los vientos alisios me arrastraron, y salí de la atmósfera en un viaje que ya no puedo relataros.


Algunas frases sueltas de Jorge llenas de sabiduría

Una vez más, el delirio prepara mi camino hacia la libertad, y me dejo llevar por el tiempo de silencio. La vida arranca…

El hombre arranca con su mano de pantera,                
la ilusión certera que se esconde en cada alma.
Dios sería una realidad, si este mundo no fuera este mundo;
y estos ojos fueran otros ojos.
La única libertad real es la duda.


La claridad me ciega y la ceguera me llena de sabiduría.

No quiero pensar que dejaré de sentir ese miedo que me empequeñece para hacerme más grande.


Soy torpe, y como si mi torpeza fuera mi maestra y madre, me corrijo en devaneos de lentitud vertiginosos, que a veces me arrastran a las visiones más cercanas de lo que significa EL TODO.

Sólo me confunde que el desequilibrio de la balanza esté fuera de nosotros, y la balanza no sea más que un juego destructivo. Tengo la esperanza del que piensa que aquello que sucederá es porque debe suceder. También siento la fuerza de formar parte de este absurdo sentimiento de creer que yo debo hacer algo en la tierra, algo que va más allá de cualquier imaginación que yo haya podido concebir.


viernes, 19 de marzo de 2010

Poema de Mar Solana para Jorge

SENTIDOS ATORMENTADOS

Fuegos fatuos
de un amor cincelado,
yacen pétreos, rugosos,
en lo más hondo soterrados;
hurgando incautos,
lo alto de la soledad,
ahogados…

Canto informe
deviene al alma,
angostos compases
atormentados;
resuenan por el camino,
buscando esperanza,
marchitados.
Sueños de palabras,
quimeras de arte,
danzan por el abismo,
inflamados;
oteando un horizonte
de muros y dragones ,
escarmentados.

Amargas sentencias
de mil lenguas desbocadas,
asedian el reconcomio,
malhadadas;
degustando los resabios
de las bajas pasiones,
mutiladas.

Hedores sibilinos
de querencias demudadas,
evaporan los efluvios,
dilapidan sus alientos,
disipadas;
husmeando los rocíos
de entelequias
sublimadas.



Este es el cuadro que inspiró a Mar su impresionante poema. Y estos son los comentarios de una amiga de Mar y seguidora de este blog sobre el cuadro de Jorge y el poema.


Sobre el cuadro:

Me ha impresionado. Veo una cabeza con dos caras distintas. La cara de la izquierda tiene un color tierra seca, que se aclara en el borde… El ojo cerrado, ausente, quieto… En contraste, la cara derecha tiene el ojo abierto y verde de color mar-esperanza. La mejilla más clara, viva con restos traslúcidos de agua-lágrimas. La boca apretada, muestra contención, dolor, cierta crisis. En conjunto la expresión manifiesta una lucha interior entre vida y muerte, entre rendición y lucha, entre abandono y esperanza...Esta pintura ¡es un GRITO DESGARRADO DE ALGUIEN QUE MUERE Y QUIERE SEGUIR VIVIENDO...!

Sobre el poema:

Es como un himno lento, que muestra una obsesión debido a recuerdos o vivencias pasadas que están ahí, impidiendo ser, impidiendo avanzar. "Fuegos fatuos de un amor… que fue y que persiste en soledad. Ese amor alienta aún y quiere seguir siendo. Después una serie de "cantos y sueños de palabras…"quieren salir de nuevo, pero al igual que ese amor, encuentran barreras… muros y dragones… Por último, "Amargas sentencias y hedores sibilinos" vigilan, cortan la libertad y el sentimiento, que permanece como entelequia,..(principio espiritual que determina el desarrollo del proceso vital) sublimada.

En todo el poema hay un contraste de querer y no poder, de ser y no ser, que las palabras van puntuando profundas, secas, contenidas y significativas.

Me atrevería a decir que el poema nos muestra un canto de esperanza y muerte... Mide el tono dramático y mantenido desde el principio al final, logrando una visión objetiva de una vivencia tremendamente subjetiva y amarga. En resumen, nos muestra el estado interior de ese retrato impactante y humano, que me ha impresionado. El poema martillea y duele, duele porque se encierra en palabras cortas, frías y temerosas de expresarse, de salir a la luz. Muestra con solemnidad y dignidad una vida, que no puede ser y que se extingue de forma inevitable.

Un bello homenaje a una persona cuyos sentidos estuvieron atormentados por la experiencia vivida que le limitó y le aprisionó. Un himno que delata con dignidad y elegancia una agonía lenta y dolorosa.


María Jesús Muñoz.

Poema de Mar Solana a Jorge

SENTIDOS ATORMENTADOS

Fuegos fatuos
de un amor cincelado,
yacen pétreos, rugosos,
en lo más hondo soterrados;
hurgando incautos,
lo alto de la soledad,
ahogados…

Canto informe
deviene al alma,
angostos compases
atormentados;
resuenan por el camino,
buscando esperanza,
marchitados.
Sueños de palabras,
quimeras de arte,
danzan por el abismo,
inflamados;
oteando un horizonte
de muros y dragones ,
escarmentados.

Amargas sentencias
de mil lenguas desbocadas,
asedian el reconcomio,
malhadadas;
degustando los resabios
de las bajas pasiones,
mutiladas.

Hedores sibilinos
de querencias demudadas,
evaporan los efluvios,
dilapidan sus alientos,
disipadas;
husmeando los rocíos
de entelequias
sublimadas.






Y este es el comentario que hace una amiga de Mar y seguidora de este blog.

Sobre el cuadro:

Me ha impresionado. Veo una cabeza con dos caras distintas. La cara de la izquierda tiene un color tierra seca, que se aclara en el borde… El ojo cerrado, ausente, quieto… En contraste, la cara derecha tiene el ojo abierto y verde de color mar-esperanza. La mejilla más clara, viva con restos traslúcidos de agua-lágrimas. La boca apretada muestra contención, dolor, cierta crisis. En conjunto la expresión manifiesta una lucha interior entre vida y muerte, entre rendición y lucha, entre abandono y esperanza... Esta pintura ¡es un GRITO DESGARRADO DE ALGUIEN QUE MUERE Y QUIERE SEGUIR VIVIENDO...!

Sobre el poema:

Es como un himno lento, que muestra una obsesión debido a recuerdos o vivencias pasadas, que están ahí, impidiendo ser, impidiendo avanzar. "Fuegos fatuos de un amor… que fue y que persiste en soledad. Ese amor alienta aún y quiere seguir siendo. Después una serie de "cantos y sueños de palabras… "quieren salir de nuevo, pero al igual que ese amor, encuentran barreras… muros y dragones… Por último, "Amargas sentencias y hedores sibilinos" vigilan, cortan la libertad y el sentimiento, que permanece como entelequia,..(principio espiritual que determina el desarrollo del proceso vital) sublimada.

En todo el poema hay un contraste de querer y no poder, de ser y no ser, que las palabras van puntuando profundas, secas, contenidas y significativas.

Me atrevería a decir que el poema nos muestra un canto de esperanza y muerte... Mide el tono dramático y mantenido desde el principio al final, logrando una visión objetiva de una vivencia tremendamente subjetiva y amarga. En resumen, nos muestra el estado interior de ese retrato impactante y humano, que me ha impresionado. El poema martillea y duele, duele porque se encierra en palabras cortas, frías y temerosas de expresarse, de salir a la luz. Muestra con solemnidad y dignidad una vida, que no puede ser y que se extingue de forma inevitable.

Un bello homenaje a una persona cuyos sentidos estuvieron atormentados por la experiencia vivida que le limitó y le aprisionó. Un himno que delata con dignidad y elegancia una agonía lenta y dolorosa.

María Jesús Muñoz.

martes, 16 de marzo de 2010

Un escrito de Jorge sobre el hijo que deseó tener: Syrio



Me han dicho los números que voy a tener un hijo. Ella es la única madre y yo el único padre. Nos ha elegido porque su espíritu necesita de los nuestros que cada día se están nutriendo con todo aquello que nos invade en la ciudad y el mundo. Nacerá en una ciudad pequeña, y tomará su sabiduría de las plantas y del bosque. Después, correrá como el ciervo para perderse en su horizonte tan hermoso como el entero universo.


Siento ya tu extraña presencia, y a pesar del miedo, me sostengo con tres pilares. Te veré, y te tomaré en mis brazos. Estarás gritando, rompiendo a llorar. Sobrevolarán todas las gaviotas cuando tú  salgas. El sol brillará en lo alto, el aire será frío, y tu ambigüedad angelical se tornará en  imagen infinitamente proyectada.

Temblaré como en los templos, y serás, durante tu eterna infancia, mi eterno cuarto pilar. Te adoraré en las horas más tristes de mi existencia, y compondré música cuando estés tan dormido que no sientas nada. Velaré tu sueño con mis manos, que pintarán ángeles desnudos en valles espirales del Himalaya. En mis noches tenebrosas cubriré mi cuerpo bajo un espeso abrigo negro, caminaré no más de una luna para encontrarme con el vértigo de mi mirada. Después, correré a ti para acariciar el cuerpo de tu madre. Tú no verás mis lágrimas, aunque podrías verlo todo si pudieras alzarte de tu cuna. Ahora ves tus siluetas de sombra y los rostros hermosos de tu hermosura. Cuando llores en las noches de tormenta, encenderé un fuego y cantaré con la guitarra. Si no dejaras de llorar, seguramente lloraría contigo. A mí las noches de tormenta me inspiran enigmas y miedo.


Dejaré que todo lo aprendas solo. Con mi atenta mirada corregiré aquello que pueda, reiré con tu cuerpo y con tu cara, con tus juegos. Cuando seas más mayor, iremos al bosque a buscar líquenes. Criaremos ovejas y cabras, las ordeñaremos en invierno y aprenderás a leer con los libros más hermosos. Yo seré tu maestro hasta que puedas expandir tus alas y volar. Tú sabrás cuando, un día después de saberlo yo. Estaremos juntos siempre, aún estando en tres planetas diferentes: Simona, Giorgio, Syrio.

Esta gran responsabilidad que no más que vida, sólo me pesa en los momentos en los que no creo en el mundo y ni siquiera en ninguno de nosotros. Es absurdo este maldito mundo, pero admito cada destello de luz que el universo me pueda mandar. Quiero soñar con el lugar donde te creamos al juntarnos en tu semilla. Te pido ayuda desde la tierra, para que desde el mundo en el que estés sepas que necesito seguir sintiéndote. Sólo de mí depende mi lucha, pero sólo te pido que me transportes a tu mundo y que pueda recordarlo cuando despierte. Buenas noches, que los pájaros ya cantan al alba. Llévame contigo un día que no me tenga sino a mí mismo.




Fotos de Jorge niño y en su última etapa en Lisboa



           
Con su sobrina Elena

                                                                                     


Con su prima Eva


sábado, 6 de marzo de 2010

Diario de Jorge


Hoy sí he sentido la vida. Sobre todas las demás cosas me he encontrado en mi soledad, y me he rodeado de enigmas, hasta he colocado un templo de piedra con una cruz de madera y líquenes y he escrito mi más profundo deseo, que es el mismo que está en la transparencia de ese pequeño mundo del río Lobos. Los peces han ido a ver la estela de rojo que yo he arrojado sobre el fondo y que he encontrado en los frutos de unas plantas.



Cómo me gustaría vivir en el mundo de las plantas, formar parte de cualquiera de sus especies para poder alimentarme de ellas. Estaría comiendo plantas sentado bajo los nenúfares de un lago de tal claridad que reflejase el mundo en dos tonos de luz diversos, una con la luz, y otro simplemente con sus reflejos.




Cada árbol, cada hoja, cada águila, todo menos los nenúfares que me sostenían sobre el agua, se reflejaba, y el mundo que estaba bajo el agua, formaba parte de aquel ambiguo mundo, y yo me encontraba en el medio pudiendo ver en el agua mi propio rostro y el propio cielo. Cuando dejaba de mirar para sumergirme en la visión, pude sentir cada molécula de cada gota de aquel no tan profundo lago a donde mis ojos podían llevarme desde la visión del más leve movimiento del más pequeño de los peces, hasta las sombras de los más grandes sobre las algas y las rocas.


Moviéndose en espirales, no hacían sino salir aún más allá de la tierra que estaba por debajo de su agua, para encontrarse bajo un doble cielo de azul espacial y claridad borrosa. Ellos podían verme a mí. Yo los pude ver a ellos, pero ni el cielo, ni todo aquello que estaba por encima del agua podían.



Las nubes oscuras como el vientre de un ciervo se cerraron en el cielo para tronar sus rayos de luz y miedo. Las aguas se turbaron, las especies escondieron sus pequeños cuerpos bajo las pequeñas cuevas profundas. El nenúfar se movía con el violento viento. Mi cuerpo cayó sobre el agua turbia. Mis pies creaban aún más oscuridad. No quise caminar y esperé. Mis brazos y mi cabeza pudieron sentir la fuerza de la lluvia que salpicaba cráteres aún más oscuros. Entonces, mis ojos ya no vieron el reflejo del cielo sobre el agua. Supe que ambas lágrimas estaban juntándose, y el cielo, la tierra y el lago no eran ya sino la tristeza de la añoranza de los dioses.


Dejé de existir para convertirme en agua. Quise ser al menos una lágrima de aquel torrente. El tiempo no existió para dar paso a la profundidad de la tristeza del espacio, y aquellos truenos, relámpagos y cráteres, desaparecieron con el descontento de las nubes. El sol entre sus azules y blancos, lució de nuevo, pero aún seguían sin verse los reflejos. No quise salir nunca, y cuando me encontraron, sólo hallaron mis túnicas. Había atravesado todos los reflejos, y me había convertido en agua.

lunes, 1 de marzo de 2010

De su madre Maribel recordando....

Una bonita historia que me ha venido a la memoria leyendo el poema del gorrión en el blog de MA.

Hace ya algunos años... cuando Jorge tenía más o menos seis, estabámos veraneando en una finca en el caluroso mes de Agosto y, de pronto, una tarde, estando en el jardin sentados despues de la siesta, un pequeño gorrioncillo cayó al suelo y mi hijo Jorge lo cogió y se dió cuenta de que tenía una de sus patitas rotas.  Sería un "bebecito" que en su primer intento de querer volar no tuvo demasiada fuerza en las alas,  y por eso apareció en el suelo sobre el cesped aleteando como pidiendo auxilio. Entonces Jorge lo rescató  y enseguida  intento curarle y vendarle su patita rota.  Le buscó un nido , un hogar... una caja de cartón donde le puso migas de pan y agua. Le dió calor con su aliento, le rodeo de algodones, musitando palabras de amor para ver si así lo revivía. Jorge se puso muy triste y pasó toda la noche en vela cuidando del gorrión...

A la mañana siguiente, Jorge se acercó a mi con lágrimas en los ojos, esas preciosas  lágrimas de ingenuidad y pureza, que de pronto me han hecho revivir esa conmovedora escena, que por siempre permanecerá en el  baúl de mis recuerdos más inolvidables....

Vino hasta mi, despues de estar toda una noche vigilando si el gorrión respiraba o si volvería a encontrar de nuevo la fuerza para mover sus alas, pero desgraciadamente eso no ocurrió y simplemente me dijo: "mami, no he podido salvar al gorrión".  ("Quizas murió porque echaba de menos a su madre".....)